Vivir Bien, envejecer Mejor

Vivir Bien, envejecer Mejor

Hola, ¿cómo estás? Te doy la bienvenida a vive+, un espacio en el que busco conectar con muchas personas que empiezan a pensar en su propia vejez y se preguntan si cuando ésta llegue todo se convertirá inevitablemente en una etapa llena de problemas nuevos para los que nadie tiene soluciones. Te propongo acompañarte en la construcción de la segunda mitad de tu vida: una longevidad fuerte, saludable y también más feliz.

Sobre mí

Soy Fernando Collazo, nací en 1967 en Buenos Aires. Desde siempre en mí conviven dos pasiones, dos aspectos distintos que me gusta hacer, experimentar y sobre los que nunca me aburro de seguir aprendiendo: contar historias y hacer deportes. 

Soy guionista, productor audiovisual. Y también soy runner, corro maratones, a veces de las largas. En 2020 la pandemia me puso un freno como a todos y el final de las cuarentenas fue para mí el inicio de mis lesiones. En ese camino conocí especialistas y colegas que me transmitieron nuevos puntos de vista. Fue un período oscuro del que sólo pude salir aprendiendo algo nuevo, que ahora me está ayudando a prepararme para mi futuro. Y hoy me propongo contártelo.

Sobre Vive+

En vive+ encontrarás contenidos que buscarán aportar información clara, con base empírica, buscando que cualquiera pueda procesarla sin necesidad de ser un científico. Nuestra mirada es inclusiva de todo tipo de acciones que puedan colaborar a tener un buen estado físico, acá no vas a encontrar fórmulas mágicas, miradas restrictivas a favor o en contra de determinado tipo de dieta o de entrenamiento. Sabemos que hay muchas formas diferentes de hacer una preparación física, al igual que conocemos bien los hábitos que suelen destruir nuestra salud. Tenemos pocos obstáculos que atravesar, pero bien identificados: el sedentarismo en todas sus formas; las adicciones en general (al tabaco, el alcohol, las pantallas); dormir poco y mal; la comida chatarra y los medicamentos milagrosos que prometen terminar con todos nuestros dolores sin atender a sus causas. 

A medida que atravesamos esta vida que nos toca, de a poco vamos percibiendo los primeros rezongos de nuestro cuerpo. Los paulatinos efectos del paso del tiempo resultan inevitables, la clave es que ahora sabemos que se puede hacer algo al respecto. Posiblemente ya hayas empezado a preguntarte cómo llegar bien a los 80, sin sufrimiento, sin dolor, sin tener que resignarnos a depender de otras personas para movilizarnos, para tener vida social y para hacer en definitiva todo lo que a cada cual pueda hacerlo feliz.

En las últimas décadas la expectativa de vida se alargó en todo el mundo. En la Argentina de 1960 las personas vivían en promedio 63 años. Hoy la estadística lleva ese número a los 78 años y es absolutamente cotidiano ver personas de 85, 90 años, incluso se sabe que más de 15 mil argentinos superaron los 100 años de edad y siguen con vida. El avance es notorio, aunque claro que cabe hacernos la pregunta de a qué costo, cómo es que llegamos. Uno puede verlo en los propios contextos familiares: muchas personas mayores de 70-80 años que padecen distintas formas de cáncer, enfermedades cardiovasculares o neurodegenerativas, que sufren las consecuencias de malos hábitos de salud, como fumar o comer en exceso, que han sido sedentarios y ahora se enfrentan a la realidad de un cuerpo que ya no les obedece.

La industria médica en general reacciona al síntoma, al dolor, a la disfunción. Y su respuesta automática suele ser “curativa”, “analgésica”. Pocas veces es “preventiva”. Síntomas como los dolores en las articulaciones se asumen como naturales, propios de la edad. Lo mismo pasa con la dificultad para dormir adecuadamente, para alimentarse con libertad, la posibilidad de desplazarse con autonomía: se asume que “así es ser viejo o vieja”. La medicina logra mantener a ese grupo de personas con vida a costa de un enorme sacrificio emocional, al comprobar a cada momento en lo que cada uno se ha convertido. Y la dependencia de los entornos familiares se vuelve imprescindible, con la pérdida total o parcial de sus autonomías. La paradoja final que complica el análisis es que muchas de estas personas tuvieron a lo largo de los años “una vida sana”, “se hicieron los controles médicos periódicos” y luego asumieron que ser viejos era exactamente así, lo que les esperaba. ¿Qué fue lo que salió mal? ¿Hay otro camino?

Hoy la ciencia tiene datos que revisan muchas de estas prácticas y revelan que el 80% de estos problemas se previene con hábitos saludables y sencillos. Una de las claves largamente ignoradas está en la fuerza, la pérdida de masa muscular se asumía como propia de la vejez y eso hoy está demostrado que es un grave error. Los médicos durante años recomendaron a sus pacientes que caminen como práctica preventiva. Hoy se sabe que no alcanza y no es el único consejo tradicional que resulta insuficiente: existe mucha evidencia que nos propone una forma de prepararnos para que nuestra longevidad sea una etapa de disfrute y no de sufrimiento y resignación. 

Durante años se asumió que así era la vejez: con problemas. Sin embargo las investigaciones recientes, muchas de ellas incluso reforzadas a partir de la pandemia de COVID, muestran que el punto crítico no es la acumulación de años en sí, no es que seamos “viejos”: somos débiles. Y eso se puede prevenir y cambiar. ¿Y entonces cuál es la idea, la vida eterna? Claro que no, la muerte llegará inexorablemente, pero podemos tener una longevidad con mejor calidad de vida, en la que seamos más autónomos, más sanos y por supuesto también más felices.

Vivir más, vivir mejor, más libres. Es como amar para siempre, un deseo puro, un ideal que uno proyecta hacia el futuro y cuya fuerza está únicamente en el presente, en ese momento en que efectivamente se ama a otra persona y se desea que eso se mantenga siempre igual. Luego el tiempo dirá, al haber otra persona involucrada, son muchas las variables que intervienen en el amor y muchas veces – tal vez la mayoría de ellas – el vínculo cambia sus formas y no llega tan lejos.

¿Cómo no vamos a querer intentarlo?

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3 comentarios en “Vivir Bien, envejecer Mejor”

  1. Excelente propuesta de esperanza para una vida mejor. Me sumo a tu idea, basada en tu experiencia y a
    una expectativa de mejor vida para los adultos mayores….Quiero ser como tú cuando sea grande.🥰

  2. Hola ,
    Tengo 71 años, he sido siempre muy activa física y laboralmente, y hoy día , reducido ese ritmo, me encuentro con mi cuerpo y algunas dolencias y/o falta de capacidad para responder o reaccionar , “Como antes”. Observo mucho a los mayores que en la calle reflejan tanto problema para movilizarse y me digo y siento .QUE ESO NO QUIERO PARA MI.
    Lo que mas extraño de mi misma , es la VOLUNTAD, que tenia antes, para dietas, ejercicios, horarios, y decir No. Fui delgada y hoy excedida en kilitos , no me reconozco y me cuesta aceptarme.
    O sea, si yo no me pongo el sayo ,nadie lo hará .Por eso quiero recorrer este camino de cambios , en un contexto compartido, diría, con pares y con ayuda
    profesional.

    1. Hola Fernando un gusto conocerte gracias por unirmeaoy Karina nací en 1973 voy a cumplir 52 y tengo profundizar más en indo para una mejor calidad de vida en los 30 años q me quedan no sufro ninguna enfermedad gracias a Dios y al ritmo de vida q llevo soy activa pero estos año siento q mi cuerpo y metabolismo se vuelve lento y quisiera prevenir todo lo q conlleva eso.mucjas gracias

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