¿Le darías 200 millones de dólares a alguien de 86 años para que se los gaste en una película? ¿Le dirías a una persona de 57 años que empiece a escribir novelas para ganar el Premio Nóbel? ¿Le recomendarías a un hombre de 70 años que cante una canción pedaleando una pequeña bicicleta colgado de cabeza sobre el escenario? Son ideas absolutamente extravagantes que se plasmaron como lo que son: excepciones.

José Saramago fue un escritor portugués, que vivió hasta los 86 años y murió en 2010, de quien leí muchas de sus maravillosas novelas De joven publicó su primer libro pero fue ignorado, por lo que se volcó a trabajar en una compañía de seguros. Recién a los 57 años (mi edad en la actualidad) se decidió a volver a escribir. Y desde ahí construyó una obra monumental (¡más de 30 libros!) que lo hizo best seller en todo el mundo y lo llevó a ganar el Premio Nobel de Literatura en 1998. Su novela más impactante es “Ensayo sobre la ceguera”, escrita en 1992, a los 70 años.
Peter Gabriel es un músico inglés de 74 años, uno de mis preferidos de los muchísimos y muy diversos que acumulo en mi cuenta de Spotify. Sacó un disco nuevo este año y sigue presentándose en vivo con la misma banda que lo acompaña desde hace décadas. Y hace pocos años cantaba un tema junto a su hija colgado de cabeza. Les recomiendo que miren el video, la canción “Downside up” además es hermosa y habla de poner todo patas para arriba.

Ridley Scott es el tercero de esta lista caprichosa e incompleta de personas mayores extraordinarias. Ridley es un cineasta británico de 87 años recién cumplidos, acaba de estrenar la segunda parte de “Gladiador”, un megaproyecto con más de 200 millones de dólares de presupuesto. De joven mostró todo su talento en sus primeras películas como “Los duelistas”, “Alien” o “Blade Runner”. Nunca paró de hacer enormes películas, que están en nuestra memoria como “Thelma & Louise”, “El silencio de los inocentes”, entre decenas de proyectos de trascendencia global.
La edad no es un límite
Son ejemplos que vemos muy de vez en cuando y nos llevan a pensar que, como se trata de excepciones, las consumimos como tales pero no nos ayudan a buscar nuestra propia experimentación. Pasado el límite de los 60 asumimos que ya no nos queda mucho espacio para la creatividad, para probar algo distinto sin tener que enfrentar la sensación de que en verdad estamos haciendo el ridículo. ¿Es condición ser joven para hacer algo que valga la pena? ¿Las únicas opciones son ganar un Oscar o quedarse a ver la película que lo ganó? ¡Nada más equivocado!
Si pensamos en personas mayores que nos llamen la atención, que trasciendan, que se destaquen, tal vez nos surja el prejuicio de que lo hacen a pesar de su edad. ¿Y por qué la edad de una persona debería ser un impedimento para trascender, para crear, para ser relevante en el mundo en el que vivimos? Claramente algunas funciones físicas o motrices tal vez habrán decaído pero, si la mente está sana y ordenada, la gran experiencia que acarrea puede hacer la diferencia. No subestimemos las posibilidades de las personas mayores, que son infinitas.

En especial en el terreno de la creatividad son muchísimos los casos que nos hacen pensar que tal vez no sean tan excepcionales. El cine es uno de esos rubros, citaré sólo otros dos ejemplos de increíbles cineastas muy longevos: Clint Eastwood, de 94 años, se retiró hace poco tiempo de la actuación pero aún dirige: hace pocas semanas presentó su última película “Jurado N°2”. Y el otro es Pedro Almodovar, que a los 75 años acaba de estrenar su primer film producido en Hollywood: “La habitación de al lado”.
En la música hay muchos viejos y viejas que siguen activos, grabando, presentándose en vivo. Paul McCartney con 82 años sigue dando vueltas al mundo con el impulso de los Beatles. Y más cerca tenemos a otro de mis preferidos: Caetano Veloso, también de 82, actualmente envuelto en una enorme gira junto a su hermana Maria Bethânia, despedida de sus presentaciones en vivo. Caetano sigue componiendo, rodeado de gente mucho más joven. Y haciendo ejercicio físico como una manera de prevenir y sentirse bien.

Brian Eno es otro genio de la música, con 76 años sigue siendo uno de los más importantes productores, esos artistas medio ocultos que colaboran con cantantes y bandas para darles un rumbo. Eno acompañó la música de grandísimos artistas que confiaron en él, como Bryan Ferry, Robert Fripp, David Bowie, David Byrne, John Cale, U2, Laurie Anderson, Grace Jones, Coldplay y Damon Albarn entre otros. Este año publicó el libro “Lo que el arte hace” y brindó un taller de composición de canciones. Entre centenares de iniciativas creativas en las que participó, creó junto a Peter Schmidt las “Estrategias Oblicuas”. Se trata de una baraja con centenares de frases cortas que Eno y Schmidt anotaron, un oráculo para ser usado cuando se está atascado en un problema o cuando se necesita una perspectiva fresca en una situación dada.
Algunas Estrategias Oblicuas de Brian Eno
Utiliza una vieja idea.
Expresa el problema con palabras lo más claramente posible.
Solo un elemento de cada tipo.
¿Qué haría tu mejor amigo?
¿Qué aumentarías? ¿Qué reducirías?
¿Hay secciones? Considera las transiciones.
¡Intenta fingir!
Respeta tu error como una intención oculta.
Pregúntale a tu cuerpo.
Trabaja a una velocidad diferente.

En Argentina tenemos a nuestro Brian Eno local, aunque también es bastante internacional: Gustavo Santaolalla, que con 73 años sigue componiendo música para toda clase de proyectos que lo convocan. Ganador de dos Premios Oscars por bandas de sonido de películas de Hollywood y productor generador de decenas de proyectos en los que inevitablemente deja su sello creativo.
Si pienso en otros viejos y viejas que me hayan conmovido en los últimos tiempos se me aparece Nelson Mandela, que murió a los 95 años luego de atravesar una de las vidas más extraordinarias de la historia universal reciente. En síntesis: luego de estar 28 años detenido en terribles condiciones, salió en libertad en 1990, cuando ya tenía 72. Y sólo 4 años más tarde se convirtió en el primer presidente de raza negra en Sudáfrica, terminando con más de un siglo de segregación y violencia política. Hace poco un conocido me decía: “Cada vez que escucho a alguien decir ‘No se puede’ le quiero tirar con un Mandela por la cabeza”.

Y si hablamos de símbolos mundiales en la resistencia pacífica a la violencia institucional, en Argentina tenemos a Estela de Carlotto, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo. Con 94 años y en un país como Argentina en el que la violencia fue durante más de un siglo una forma legítima de intervenir en el estado y en la sociedad, es uno de los símbolos más valorados de nuestra tradición política.
En esta entrevista de la TV española le preguntan a José Saramago qué podemos hacer para que la vida sea más llevadera y más hermosa. Y Saramago responde:
“No cambiaremos la vida si no cambiamos de vida. Cuando vemos lo que hay en el mundo como si fuera nuestro, “nuestro” de cada uno de nosotros y no “nuestro” de todos, eso nos va acostumbrando a una especie de egoísmo, que inmediatamente se hace acompañar por la indiferencia. Si queremos cambiar eso, tenemos que cambiar la vida”.
¿Y a ustedes qué personas mayores los inspiran? Seguramente la mía es una lista incompleta, como en tantas cuestiones hay demasiados más varones que mujeres. No hace falta que sean megaestrellas de rock o directores de cine consagrados, se puede ser relevante con hechos simples y cotidianos, tengamos la edad que tengamos. Los ejemplos excepcionales son lindos de contar, porque nos deslumbran, pero también pueden desmotivarnos si creemos que no estamos a la altura y que no vale la pena hacer nada. Es clave comprender que, así como hay un Leo Messi, hay millones de personas en todo el mundo que juegan al fútbol inspirados por la Pulga y que lo hacen sólo por el hecho de disfrutar un poco de jugar un deporte en equipo.