Saber cómo será nuestra propia muerte es algo que genera sensaciones encontradas, en general son pocos los que se atreven a considerar esta fantasía, ya que por ahora no tenemos forma de saberlo. La parca se presenta muchas veces de manera caprichosa, inesperada, siempre es triste. Una de las mejores series que alguna vez pude ver es “Six feet under”, una obra maestra que muestra la vida de una familia que gestiona una casa de velorios. Cada episodio empieza con la muerte de un personaje al que no conocemos, no sabemos quién morirá y así generan un efecto atrapante que te mete en cada episodio. Luego de la muerte, el cadáver de esa persona termina en el negocio de los Fisher y así sigue adelante la trama. El recurso funciona extraordinariamente a lo largo de los 63 episodios de la serie, que a pesar de ser del año 2001 sigue vigente y puede verse en HBO. ¿A qué voy con tanta recomendación de contenidos? De nuevo, que la muerte tiene miles de formas imprevisibles, acá les dejo de muestra un ranking con los diez mejores inicios de episodios de la serie. Y si esperamos terminar nuestras vidas dentro de muchos años y de la manera menos sufrida y dolorosa posible hay cuestiones que sí podemos prever.

El elenco principal de “Six Feet Under”, una familia especialista en servicios funerarios.
El ranking de “Six feet under” y todas las extrañas formas de morir que podamos conocer o imaginar no pueden ocultar una realidad: las principales causas de muerte varían según el país, la edad y el nivel socioeconómico, pero a nivel global, las enfermedades no transmisibles son las principales responsables de la mayoría de las muertes. Son las enfermedades causadas por el estilo de vida, es decir producto de nuestras propias decisiones y hábitos. Estas incluyen:
1. Enfermedades cardiovasculares (principal causa de muerte global)
Infartos de miocardio
Accidente cerebrovascular (ACV)
Insuficiencia cardíaca
2. Cáncer
Pulmón (asociado al tabaquismo)
Colon
Mama
Próstata
3. Enfermedades respiratorias crónicas
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)
Neumonía e infecciones respiratorias graves
4. Enfermedades metabólicas y sus complicaciones
Diabetes tipo 2 (complicaciones como insuficiencia renal y enfermedad cardiovascular)
5. Enfermedades neurodegenerativas
Alzheimer y otras demencias (que no suelen ser la causa directa de la muerte, pero sí aumentan la vulnerabilidad a infecciones y complicaciones)
6. Accidentes y lesiones
Accidentes de tráfico
Caídas (especialmente en adultos mayores)
A todo esto se le suma la violencia, que suele tener mucha prensa y no tanta incidencia en el porcentaje final. Y además en los países de bajos ingresos, enfermedades infecciosas como la tuberculosis, el VIH/SIDA y la malaria todavía tienen un impacto importante.

Si venís siguiendo estos Newsletters y los diversos contenidos de vive+ es posible que ya compartas la idea de que mucho de lo anterior puede prevenirse con ejercicio físico, una buena alimentación, un descanso adecuado y por último el ingrediente en el que quiero hacer hincapié hoy: la capacidad de socializar.
En ningún episodio de una serie, en ninguna estadística, en ningún certificado de defunción quedará escrito pero claramente la soledad es un enorme factor de riesgo, uno de los principales motores para muchos de los problemas arriba detallados. Como dice el médico gerontólogo Carlos Presman (lector de este Newsletter y uno de los protagonistas del Taller que dimos en noviembre pasado), “la soledad o la autopercepción de soledad, porque podemos estar solos y no percibirnos solos; y lo mismo a la inversa, podemos tener compañía pero igualmente percibirnos en una vida aislada y solitaria”. Según Presman los problemas emocionales son los que generan muchas de esas dolencias que terminan con la mayor parte de las vidas en el mundo: “La percepción de soledad dispara una serie de mecanismos biológicos, hormonales, sociales que son causas de enfermedad. Esto tiene mucha más capacidad de generar enfermedad que la hipertensión, el tabaquismo, el sedentarismo, o la diabetes. Y el otro ingrediente similar, que viene de la mano de lo emocional es el miedo”.
Con Carlos grabamos el episodio número 3 del Podcast, estrenado ya hace varios meses. Como la comunidad vive+ creció un montón, quiero aprovechar la oportunidad para invitarlos a ver el capítulo completo de nuestra conversación, con un recorrido sin pelos en la lengua y muy actualizado sobre cómo son y cómo terminan las vidas de la gran mayoría de los adultos mayores que hoy alcanzan la expectativa de vida, alrededor de los 80 años. Y con una idea clara: la vejez no es una condena ni un sinónimo de enfermedad.
Nadie decide aislarse o tener miedo, fácil es decirlo y escribirlo en un Newsletter, no tanto ponerlo en práctica, pero vale la pena. Pero tener presente que éste puede ser un gran problema tal vez nos ayude a poner en práctica estrategias preventivas. Quiero invitarte a que no te quedes solo o sola, que busques la manera de reconectar y encontrar siempre otras personas con las que vincularte y hacer cosas. Para eso, quiero dejarte algunas estrategias que tal vez podés poner en marcha, tengas la edad que tengas.
1. Participar en actividades grupales
Inscribite en un club, taller o grupo de interés (lectura, jardinería, senderismo, música, artesanías, lo que más te guste).
Buscá actividades comunitarias en centros culturales o municipales.
Participá en clases grupales de ejercicio, como yoga o baile, que además benefician la salud física.
2. Fortalecer tus relaciones existentes
Dedicá tiempo a conectar con familiares y amigos, aunque sea a través de mensajes o videollamadas.
Proponé encuentros presenciales, como caminatas o comidas compartidas.
Retomá el contacto con personas con las que has perdido comunicación.

3. Ofrecer tu tiempo a un voluntariado
Colaborar con una causa social no sólo ayuda a los demás, sino que también genera conexiones significativas.
Buscá organizaciones que necesiten apoyo en tu comunidad (comedores sociales, ayuda a personas mayores, protección animal).
4. Vivir en espacios con oportunidades de interacción
Si es posible, es preferible que tengas tu lugar de residencia donde haya vida comunitaria activa.
Participá en reuniones de vecinos o proyectos colaborativos en tu entorno.

5. Aprender algo nuevo rodeado de otras personas
Anotarse en cursos presenciales genera oportunidades de conocer nuevas personas con intereses similares.
El aprendizaje en comunidad motiva y fortalece las conexiones interpersonales.
6. No temas dar el primer paso
Muchas personas también buscan compañía, pero no siempre toman la iniciativa.
Animate a invitar a alguien a una actividad, iniciar una conversación o proponer una reunión grupal.
Como especie evolucionamos por nuestra capacidad de colaborar en grupo. Y así seguimos, miren nada más lo que estamos haciendo en este momento, intercambiando información valiosa, dándole un uso positivo, más allá del puro entretenimiento a la interacción que nos permiten Internet y las redes sociales. Y si te pareció interesante la propuesta, dejá la compu, guardá un rato el teléfono y ya mismo tomá la iniciativa y andá a encontrarte con alguien, tal vez le interese lo que leíste recién y puedan compartirlo.