Esta edición del Newsletter es especial. Esta semana se cumple el primer año de la publicación de los primeros contenidos de vive+, con la idea de acompañarte en la construcción de una longevidad activa y saludable. Fueron aquellos reels iniciales en las redes y la web con la propuesta de un Newsletter gratuito semanal, en el que empecé escribiéndole a los amigos y de a poco el radar se fue abriendo a una audiencia curiosa y cada vez más nutrida. Desde entonces el proyecto creció un montón, con el apoyo en distintas plataformas de miles y miles de personas identificadas con la preocupación acerca de su futuro y la idea de ser parte de una propuesta proactiva que pueda construir bienestar.

Este Newsletter sigue saliendo cada lunes al mediodía, con ideas, propuestas, reflexiones, ciencia y movimiento para vivir más y mejor. Y hoy quiero detenerme a agradecer. Agradecerte a vos, que estás del otro lado. Que leés, que respondés, que compartís. Que, sobre todo, intentás. Y también proponerte algo muy simple, pero profundamente transformador: entrenar tu gratitud.
La gratitud como entrenamiento
La gratitud no es sólo una emoción espontánea que aparece cuando las cosas salen bien. Es también una práctica que se puede cultivar, igual que entrenamos la fuerza o el equilibrio. Se entrena con la atención puesta en lo que sí hay, en lo que sí funciona, en lo que todavía podemos hacer.
Y lo mejor es que el cerebro también responde al agradecimiento como a una medicina. Estudios reciente en neurociencia probaron los efectos de practicar la gratitud:
Mejora el estado de ánimo y reduce los síntomas depresivos.
Disminuye los niveles de cortisol (la hormona del estrés).
Fortalece el sistema inmune.
Mejora la calidad del sueño.
Aumenta los niveles de dopamina y serotonina.
“Para los neurocientíficos es clave definir qué es la gratitud: ¿una emoción? ¿una sensación? Es un concepto que puede llegar a ser muy complejo porque nuestras referencias personales son diferentes”, dice Manuel Vázquez-Marrufo, catedrático del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Sevilla. “Eso complica la realización de experimentos que nos ayuden a comprender la gratitud y cómo está imbricada en la actividad cerebral”.
Y es que, en parte, la gratitud no se ha estudiado mucho porque “los neurocientíficos tienden a centrarse más en las emociones negativas que en las positivas. Los estudios que se han hecho con neuroimágenes abordan la gratitud desde el punto de vista del sistema de recompensa del cerebro, el cual nos ayuda a identificar lo que nos gusta, a motivarnos y a reconocer aspectos positivos de nuestro entorno.
Las investigaciones sobre la gratitud también parten de un concepto que puede llegar a ser tan complejo como controvertido: la mentalización, los procesos mentales de cómo percibimos nuestra vida. A fin de cuentas, la gratitud, la generosidad, son conceptos basados en nuestras experiencias, en nuestra voluntad. En ambos enfoques, se manejan áreas del cerebro muy importantes.
Un trabajo publicado en 2021 en Frontiers in Psychology mostró que personas mayores que escribían cartas de gratitud durante 6 semanas experimentaron una mejoría significativa en su bienestar emocional y una reducción sostenida del estrés percibido.

Hablando sobre el tema con Daiana, miembro del equipo vive+ que aporta diariamente su granito de arena a este proyecto, me decía: “La gratitud es una de las fuerzas más poderosas que podemos generar. La gratitud, el amor, la voluntad, son energías que, cuando las tenemos activas, cambian por completo el esquema de juego que tenemos en la vida. A mí me gusta también hablar de “manifestación”, cuando manifestamos no es magia, es la energía con la cual estamos enfrentando la vida. Si yo lo hago desde la frustración, desde el enojo, desde todas esas emociones restrictivas, como se les dice en la psicología, estoy construyendo desde ahí. Pero la gratitud es una de las energías que más nos abre posibilidades. Porque agradecerle a una persona puede cambiar por completo el rumbo de ese vínculo”.
No puedo estar más de acuerdo con Daiana. Y aprovecho para agradecerle a ella, que en estos últimos tiempos colabora mucho en las propuestas de contenido que hacemos. Quiero agradecerle también a Solange, que desde el minuto cero fue la productora del Podcast y colaboró en la investigación de muchos temas. Quiero agradecer también a Lucas (realizador) y Juan (editor) el pequeño y valioso equipo de producción con el que montamos el estudio del podcast en el living de mi casa.
Quiero agradecer también a los 20 invitados del Podcast vive+ que hasta acá pude entrevistar (¡Alerta! Parece que muy pronto podremos retomar las grabaciones). Y quiero decirle GRACIAS a todas las personas que confiaron en esta propuesta hasta acá, los que leyeron y vieron contenidos con interés, con curiosidad, con ganas de saber más. Y a todas las personas que pude conocer en el camino de este año recorrido.
Suelo hablarles en primera persona, pero hacer todo esto solo sería casi imposible, y además muy aburrido. Salir a la cancha, poner la cara y la voz es un gesto de exposición que también me dio la oportunidad de conocer personas muy generosas, interesantes, que me impulsaron siempre a subir la vara.
Agradecer no es negar los problemas
Ejercitar la gratitud no significa ignorar lo que duele, lo que cuesta o lo que falta. Significa, más bien, aprender a mirar también lo que está bien, lo que permanece, lo que todavía es posible. Es fácil caer en la queja como reflejo automático. Personalmente no me gusta la queja, cuando surge un problema prefiero centrarme en pensar qué puedo hacer al respecto, ser parte de la solución y no del problema. Más difícil que quejarnos —pero más poderoso— es entrenar la mirada para encontrar motivos para agradecer incluso en días grises.
Agradecer es moverse hacia el bienestar. Desde vive+ entendemos el movimiento como algo más que físico. También es emocional, mental, social. Por eso, agradecer también es moverse:
Te mueve hacia la conciencia del presente.
Te aleja del lamento repetitivo.
Te acerca a los demás con otra disposición.
Te conecta con lo que tenés, no con lo que te falta.

Un ejercicio simple: 3 agradecimientos al día
Cada noche, antes de dormir, anotá o pensá en tres cosas por las que podés agradecer ese día. Pueden ser simples o profundas. Ejemplos:
“Hoy caminé sin dolor.”
“Tuve una buena charla con alguien.”
“Pude preparar mi comida preferida.”
Gratitud en movimiento
Incluso al entrenar podés ejercitar la gratitud:
Agradecé el cuerpo que tenés, más allá de lo que puede o no puede.
Agradecé el tiempo que te diste para moverte.
Agradecé el esfuerzo que hiciste, aunque te haya costado.

Agradecer nos cambia, incluso cuando no cambia nada más
No necesitamos que todo esté bien para empezar a agradecer. De hecho, cuando más lo necesitamos es cuando menos razones parece haber. Por eso, hoy, al cumplirse este primer año de vive+, queremos decirlo claramente: Gracias. Gracias por estar. Gracias por confiar. Gracias por seguir. Si estás leyendo esto, sos parte de una comunidad que cree que la longevidad se construye día a día. Y que vivir más no es suficiente, si no aprendemos también a vivir mejor. Y parte de ese vivir mejor es vivir con gratitud.
La gratitud no es un estado de ánimo: es una decisión. No es pasiva: es activa. Y como toda herramienta poderosa, necesita práctica. Hoy te propongo que, además de estirar tus músculos y fortalecer tu cuerpo, entrenes el músculo de la gratitud. Porque todo lo que se entrena, mejora. También la forma en que vemos la vida.