https://proyectovivemas.net/

¿Para qué sirve el dolor?

La semana pasada un día me acosté en perfecto estado de salud física y emocional y me desperté hecho una piltrafa. Me dolía la cabeza, la panza, la espalda, me sentía débil. No tenía síntomas de arrastrar algún problema digestivo, ni fiebre, dolor de garganta, mocos, tos, algo que pudiera orientarme un poco más a entender qué me estaba pasando. Lo único que tenía era dolor pero, ¿qué significaba? Mi respuesta intuitiva fue quedarme quieto todo el día, dormí un montón de horas, tomé líquido pero no tenía ganas de comer, apenas una sopita. Todas estas fueron iniciativas intuitivas ante un mensaje que estaba recibiendo, el dolor. Se ve que fue una respuesta adecuada, no es que haya sido tan original ni genial, la cuestión es que al día siguiente me desperté bastante bien, sin dolores, con hambre y ánimo de enfrentar lo que la jornada tenía para proponerme.

El dolor: una alarma necesaria

Es común ver el dolor simplemente como un obstáculo o una molestia que quisiéramos eliminar de inmediato. Pero el dolor es mucho más que eso: es una señal de alerta, una forma que tiene nuestro cuerpo de comunicarse con nosotros.

 

El dolor es una forma muy eficiente de comunicarnos con aquello que nos pasa pero de lo que no tenemos conciencia. Sólo que de tan eficiente, a veces tendemos a oírlo de la misma manera, como si siempre fuera el mismo mensaje. Y el dolor tiene muchos matices y nos está pidiendo distintos tipos de respuestas. No es dolor, es mensaje.

Imaginá que vas caminando descalzo por tu casa y pisás algo filoso. El dolor agudo que sentís en ese momento te obliga a detenerte, a revisar la planta del pie y a buscar una solución inmediata. Aquí el dolor está cumpliendo claramente su función: protegerte.

Este mecanismo es una respuesta evolutiva que ha permitido a los seres humanos sobrevivir a peligros y lesiones desde hace miles de años. Pero ¿qué sucede cuando el dolor no es tan claro ni tan repentino? ¿Qué pasa con esos dolores más difusos o crónicos que parecen no tener una causa evidente?

Escuchar el cuerpo es prevenir enfermedades

Los dolores persistentes o recurrentes, como el dolor de espalda, cabeza o articulaciones, suelen ser mensajes del cuerpo indicando que algo está fuera de equilibrio. Puede tratarse de:

  • Una mala postura mantenida por años.

  • Exceso de estrés acumulado.

  • Falta de movimiento o ejercicio.

  • Una alimentación poco saludable.

  • Problemas emocionales no resueltos.

Cuando ignoramos estos mensajes, el cuerpo suele aumentar el volumen, haciendo que los dolores se intensifiquen o se cronifiquen. Por eso, aprender a escucharlos tempranamente puede ser clave para evitar enfermedades más graves o discapacidades futuras.

Dolor y reposo: ¿cuándo descansar y cuándo moverse?

En ocasiones, como a mí la semana pasada, el cuerpo nos pide reposo. Cuando sufrimos una lesión o cuando el dolor es intenso y reciente, el descanso puede ser la respuesta correcta para favorecer la recuperación y evitar empeorar la situación. Quedarnos quietos permite que el cuerpo sane y nos avisa claramente que debemos parar.

 

Sin embargo, en otras ocasiones el mensaje es justamente el opuesto. Muchas veces, el dolor crónico o las molestias recurrentes indican que nos estamos moviendo demasiado poco. La falta de movimiento puede causar rigidez muscular, pérdida de flexibilidad y reducción en la circulación sanguínea, agravando así las molestias.

 

Parece contraintuitivo, pero es así. En estos casos, el movimiento suave, progresivo y regular suele ser la mejor medicina. Aunque nos duele, o nos moleste un poco al principio, practicar actividades físicas moderadas, como caminar, hacer yoga o ejercicios de movilidad articular, puede ayudar significativamente a reducir estos dolores, mejorar la circulación y restaurar la función muscular. La clave está en aprender a distinguir cuándo nuestro cuerpo nos está pidiendo descanso y cuándo nos está reclamando más movimiento.

Técnicas para escuchar mejor tu cuerpo

1. Escaneo corporal

El escaneo corporal es una técnica sencilla que podés practicar. Consiste en:

  • Acostarte cómodamente o sentarte con la espalda recta.

  • Cerrar los ojos y respirar profundamente.

  • Llevar la atención lentamente a cada parte del cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, observando sensaciones, tensiones o incomodidades.

Este método te ayuda a reconocer zonas de tensión antes de que se conviertan en dolores intensos, facilitando así la prevención y el tratamiento oportuno.

2. Presencia consciente

La práctica de mindfulness o atención plena consiste en prestar atención al momento presente con una actitud abierta y sin juicios. ¿Cómo puedes hacerlo?

  • Tomate 5 minutos al día para simplemente respirar profundamente y observar cómo te sentís.

  • Al realizar actividades cotidianas (comer, caminar, trabajar), tratá de mantener tu atención en la tarea, percibiendo cómo está tu cuerpo, si hay tensión, incomodidad o dolor.

Practicar presencia consciente regularmente ayuda a reducir el estrés, una de las principales causas de dolores crónicos.

¿Cuándo consultar a un profesional?

Si bien es importante escuchar a tu cuerpo, también es clave saber cuándo buscar ayuda profesional. Es clave consultar si:

  • el dolor es persistente o empeora con el tiempo.

  • interfiere en tus actividades cotidianas.

  • no encontás una causa clara o solución después de escucharte y hacer ajustes.

Tu cuerpo está continuamente enviándote mensajes para que puedas cuidarlo mejor. Al empezar a interpretar estos mensajes tempranos podés hacer pequeños ajustes en tu estilo de vida que te ayuden a vivir más saludable y feliz.

 

Hoy te invito a que cambies tu percepción del dolor. No lo veas como enemigo, sino como un aliado que te está indicando exactamente lo que necesitás para mantener o recuperar tu bienestar. Escuchalo con atención, no te está juzgando. El dolor es una señal que nos invita a observarnos, a cuidarnos y a hacer cambios necesarios para mejorar nuestra calidad de vida. Aprender a escucharte puede transformar tu salud. Y no lo olvides: no es dolor, es mensaje.

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio